Cuando un mosquito nos pica suele aparecer una roncha que produce picor allí donde el mosquito hembra ha perforado nuestra piel para succionar un poco de sangre con la que alimentarse. Esta roncha, generalmente, suele desaparecer en unos pocos días.

A veces, sin embargo, una picadura de mosquito produce una inflamación, dolor e irritación en una zona mayor que nos lleva a rascarnos e incluso a producirnos pequeñas heridas. Por regla general, sus picaduras no provocan un dolor insoportable, pero todos y todas somos conscientes de que cuando se juntan varias picaduras de mosquito a la vez nos pueden hacer pasar un mal día.

Pero, ¿Por qué molestan y se irritan sus picaduras? ¿Entendemos realmente lo que sucede cuando un mosquito nos pica?

De hecho, los mosquitos son mucho más complejos de lo que la mayoría creemos.

¿Cómo nos pican los mosquitos?

Para sobrevivir, los mosquitos, tanto machos como hembras se alimentan de plantas y flores, de ellas obtienen azúcares que les proporcionan la energía suficiente para realizar sus actividades básicas, pero cuando llega el momento de reproducirse, las hembras necesitan energía extra para el desarrollo de los huevos. Dicha energía la obtienen de la sangre, rica en proteínas que permite el desarrollo de sus huevos. De esta manera, el sistema gustativo y, sobre todo, el sistema olfativo son cruciales para la supervivencia de los mosquitos en el medio ambiente. Les sirven para identificar y localizar sus fuentes de alimentos.

Tanto para perforar el tallo de una planta como succionar sangre de un animal, los mosquitos cuentan con un sistema llamado picador-succionador formado por un estilete o probóscide que les permite perforar y luego chupar los fluidos.

El estilete normalmente está guardada dentro de una vaina formada por el labio, que protege y esconde el resto de piezas bucales. Cuando el mosquito aterriza por primera vez sobre su víctima potencial, sus piezas aún están completamente resguardadas, el individuo palpa con la punta la labio la piel varias veces hasta dar con el lugar más adecuado para picar. Este suele ser el más próximo a un vasos sanguíneo.

La punta del labio permanece en contacto con la piel de la víctima actuando como guía para el resto de piezas bucales, y se pliega a medida que el resto de piezas van atravesando la piel. Para conseguir perforar quirúrgicamente a sus presas los mosquitos cuentan con 6 piezas bucales: 2 mandíbulas, 2 maxilares, la hipofaringe y el labrum.

Partesbucales

Fig 1. Young-Moo Choo, Garrison K. Buss, Kaiming Tan, Walter S. Leal Front Physiol. 2015; 6: 306. Published online 2015 Oct 29.

Las mandíbulas y los maxilares se utilizan para perforar la piel. Las mandíbulas son puntiagudas mientras que los maxilares terminan en forma de hoja y son dentadas. Para introducirlos, los mosquitos mueven la cabeza adelante y atrás.

La hipofaringe y el labrum en cambio, están huecos, actuando como tubo. A través de la hipofaringe inyectan saliva con una proteína anticoagulante muy potente. Esta proteína impide que las plaquetas forman un coágulo, consiguiendo así que la sangre no deje de fluir mientras ellos la ingieren. El labrum es el canal por el que succionan la sangre y, por lo tanto, se alimentan. De hecho, el mosquito es capaz de filtrar las células rojas del plasma y deshacerse del agua, dejando así más espacio para almacenar los nutrientes de la sangre en el abdomen.

 

Una vez nos han picado se van sigilosamente. De hecho, la mayoría de las veces no nos damos cuenta de su acción hasta que comienza la picazón de la picadura. Su éxito evolutivo se basa en picar pasando desapercibidos.

¿Por qué escuecen las picaduras de mosquitos?

La clave está en la saliva que nos inyectan a la que desarrollamos una reacción alérgica. Cada persona la desarrolla eso si, de una manera diferente.

Los mosquitos, como todos los artrópodos que se alimentan de sangre, tienen mecanismos para bloquear eficazmente el sistema de coagulación de los vertebrados de los que se alimentan. Eso lo consigue con su saliva que contiene una mezcla de proteínas.

La saliva contiene una variable mezcla de productos algunos con efecto vasodilatador y anticoagulante, además de otras proteínas la función de las que aún es poco conocida, pero probablemente esté enfocada a modular la respuesta inmunológica innata y adquirida del huésped o víctima.

La saliva del mosquito actúa, por lo tanto, para reducir la constricción vascular, la coagulación de la sangre, la agregación de las plaquetas, la angiogénesis y la inmunidad, creando así la inflamación.

Si nunca nos ha picado un mosquito, nuestro sistema inmunológico no habrá desarrollado los anticuerpos dedicados a combatir estas sustancias químicas extrañas de la saliva de los mosquitos y por tanto no tendremos escozor. En cambio, una vez que los mosquitos nos han picado, el sistema inmunológico responde con anticuerpos. Estos anticuerpos lo que hacen es estimular los mastocitos, otro tipo de célula de nuestro sistema inmunitario. Los mastocitos cuando se activan producen las histaminas.

Fig 2. Picaduras de mosquitos

Las histaminas se dirigen hacia el área afectada para destruir las sustancias extrañas y haciendo que las células de los vasos sanguíneos se separen, entonces los líquidos se filtran hacia la piel provocando un pequeño bulto en la piel. Este bulto activa al mismo tiempo otros receptores que nos generan el escozor.

Variedad inesperada de respuestas inmunes

En un estudio del año 2018 realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de Baylos (Texas), describieron el efecto de las picaduras de mosquitos en las células humanas. El estudio lo realizaron con ratones en los que se replicó un sistema inmunológico similar al de los humanos.

La idea era estudiar con detalle lo que estudios anteriores habían observado: que la saliva de los mosquitos mejora la patogenicidad del virus del dengue, del Nilo occidental y de otras infecciones por arbovirus. Los científicos plantearon la hipótesis de que la saliva del mosquito modula el sistema inmunológico del huésped (persona o ratón) de una manera que promueve la replicación y transmisión de arbovirus.

Para ello, el estudio se fijó en las citocinas, unas proteínas implicadas en la comunicación entre células cuando el cuerpo humano tiene que preparar una respuesta inmune que regulan el número y actividad de los diferentes tipos de células.

«Descubrimos que la saliva suministrada por los mosquitos inducía una respuesta inmunitaria variada y compleja que no esperábamos», dijo la coautora, la Dra. Silke Paust, profesora asistente de pediatría en Baylor and Texas Children’s Hospital.

Los resultados sugieren que la saliva del mosquito altera las frecuencias de diversas células del sistema inmunitario, en múltiples tejidos, varias horas y días después de la succión de sangre e inyección de saliva. 

Vieron que los niveles de citocinas aumentaban notablemente incluso transcurridos 7 días desde la picadura. El hecho de que estos efectos duren hasta una semana es especialmente preocupante en el contexto de las reacciones alérgicas. Los efectos duraderos observados en la médula ósea y las células de la piel de los ratones alterados podrían explicar cómo algunos de los virus transmitidos por los mosquitos podrían ser viables en estos tejidos, que a su vez podrían servir como reservorios de replicación y diseminarse a través de ellas al resto del cuerpo.

Los mosquitos y las enfermedades que transmiten son un problema de salud pública cada vez mayor. Comprender cómo interactúa la saliva de los mosquitos con el sistema inmunológico humano no solo nos ayuda a comprender los mecanismos de patogénesis de la enfermedad, sino que también podría brindar posibilidades para su tratamiento.

 


Referencias

Ribeiro JM, Francischetti IM (2003). «Role of arthropod saliva in blood feeding: sialome and post-sialome perspectives». Annual Review of Entomology. 48: 73–88. doi:10.1146/annurev.ento.48.060402.102812. PMID 12194906.

Valenzuela JG, Pham VM, Garfield MK, Francischetti IM, Ribeiro JM (September 2002). «Toward a description of the sialome of the adult female mosquito Aedes aegypti». Insect Biochemistry and Molecular Biology. 32 (9): 1101–22. doi:10.1016/S0965-1748(02)00047-4. PMID 12213246.

Vogt MB, Lahon A, Arya RP, Kneubehl AR, Spencer Clinton JL, Paust S, et al. (2018) «Mosquito saliva alone has profound effects on the human immune system». PLoS Negl Trop Dis 12(5): e0006439. https://doi.org/10.1371/journal.pntd.0006439

Young-Moo Choo, Garrison K. Buss, Kaiming Tan, Walter S. Leal.  «Multitasking roles of mosquito labrum in oviposition and blood feeding». Front Physiol. 2015; 6: 306. Published online 2015 Oct 29. doi: 10.3389/fphys.2015.00306