El dengue es una enfermedad viral transmitida por mosquitos, principalmente Aedes aegypti y, en menor medida, por el mosquito tigre (Aedes albopictus). La enfermedad se ha propagado rápidamente en los últimos años por la regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. El riesgo varia entre regiones en función de las lluvias, la temperatura, la humedad relativa y la urbanización del paisaje. 

Cada año hay millones de casos de infección por dengue en el mundo. Se estima que la cifra puede ser de 390 millones de personas infectadas, con hasta 25.000 muertes anuales. La mitad de la población mundial vive en regiones donde están expuestas al riesgo de contraerla. Es más frecuente en el sudeste asiático y las islas del Pacífico occidental, pero su incidencia ha aumentado rápidamente en América Latina y el Caribe.

El dengue causa un amplio espectro de enfermedades. El dengue leve ocasiona síntomas similares a los de la gripe: fiebre alta acompañada de dolor muscular y articular. Aunque es menos común, algunas personas pueden desarrollar dengue severo o fiebre hemorrágica del dengue, que puede ocasionar un sangrado intenso y descenso repentino de la presión arterial. Reconocido por primera vez en la década de 1950, el dengue severo se ha convertido en una de las primeras causas de hospitalización en las regiones afectadas.

El dengue está causado por un virus de la familia Flaviviridae. Existen cuatro serotipos distintos: DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Cuando una persona es infectada por uno de estos tipos, su recuperación le proporciona inmunidad de por vida contra ese serotipo. Sin embargo, la inmunidad contra los otros serotipos es temporal, hasta el punto que una nueva infección por otro serotipo aumenta el riesgo de desarrollar dengue severo.

Por ejemplo, una persona que se infectase primero con el serotipo DENV-2, desarrollaría un dengue leve. Una vez recuperado disfrutaría de inmunidad al DENV-2, pero si posteriormente se infectase con el serotipo DENV-1 podría llegar a desarrollar dengue severo.

Muchos países son hiperendémicos para los cuatro serotipos. Eso quiere decir que los cuatro serotipos coexisten y co-circulan dentro del país. 

Síntomas

Se trata de una enfermedad grave parecida a la gripe que afecta a todas las edades, a bebés, niños y adultos, pero que rara vez causa la muerte. Los síntomas suelen durar de dos a siete días, tras un periodo de incubación de entre cuatro y diez días después de la picadura de un mosquito infectado.

Dengue leve

Provoca fiebre alta, de 40ºC y, por lo menos, dos de estos síntomas:

  • Dolor de cabeza

  • Dolor en los músculos, huesos y articulaciones

  • Náuseas

  • Vómitos

  • Dolor detrás de los ojos

  • Glándulas inflamadas

  • Erupciones cutáneas

síntomas del dengue leve

La mayoría de las personas se recuperan aproximadamente en una semana. En algunos casos, a los pocos días, los síntomas empeoran y desembocan en una forma grave de la enfermedad que se conoce como dengue severo o fiebre hemorrágica del dengue. 

Dengue severo

Una persona puede entrar en esta fase crítica tras varios después del inicio de la enfermedad. Es cuando la fiebre del dengue leve está bajando, por debajo de los 38ºC, que pueden manifestarse los síntomas asociados con el dengue severo. Se trata de una complicación potencialmente mortal, debido a hemorragias graves, dificultades respiratorias, pérdida de plasma y acumulación de líquidos. Los síntomas de esta forma grave de la enfermedad son:

  • Dolor abdominal severo

  • Vómitos persistentes

  • Respiración rápida

  • Sangrado de las encías

  • Fatiga

  • Inquietud

  • Sangre en el vómito

Tratamiento

No existe un tratamiento específico para el dengue. Se pueden tomar antifebriles y analgésicos para controlar los síntomas de dolores y molestias musculares.

En 2015 se autorizó la primera vacuna contra el dengue, Dengvaxia® (CYD-TDV). La vacuna se ha mostrado eficaz y segura para aquellas personas que han tenido una infección previa del virus. La vacuna ayuda a que en una segunda infección los pacientes no desarrollen dengue severo. Sin embargo, en personas que previamente no han sido infectadas, la vacuna supone un mayor riesgo de dengue severo ante la primera infección tras la vacunación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que solo sean vacunadas aquellas personas que previamente han sido infectadas para reducir su riesgo de dengue severo, pero no la vacunación de aquellas personas que aún no han padecido la enfermedad.

Dengue en el mundo

La incidencia del dengue ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. La gran mayoría de los casos son asintomáticos o leves, dando lugar a que se desconozca el número real de casos. Las estimaciones sugieren que cada año hay 390 millones de casos, de los cuales 96 millones se manifiestan clínicamente.

Su rápida expansión por el mundo ha hecho que el riesgo de infección exista en 129 países, donde viven 3.900 millones de personas, si bien el mayor riesgo se concentra en Asia.

Los casos notificados a la OMS han pasado del medio millón en el año 2000, a más de 2,4 millones en 2010, y 4,2 millones en 2019. Un aumento que no solo se explica por su mayor incidencia sino también por un mayor reconocimiento del problema en los países y, por tanto, de su diagnóstico y de la pertinencia de informar sobre los casos.

2019 fue el año con un mayor número de casos reportados a nivel mundial. La enfermedad es endémica en 129 países de África, América, Asia, el Pacífico occidental y el Mediterráneo oriental.  

Dengue en Europa

El dengue no es endémico en el continente europeo. La mayoría de los casos de dengue que se detectan dentro de Europa pertenecen a viajeros que se han infectado en regiones tropicales y subtropicales donde el dengue es endémico.

En el sur de Europa, donde está presente el mosquito tigre (Aedes albopictus), el virus puede ser transmitido desde un viajero que regresa infectado a otra persona. Así, a pesar de no ser endémico en el continente se han detectado casos esporádicos de transmisión local desde 2010 en Croacia, Francia y España.

En el mundo, el principal transmisor del dengue es el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti). Una especie que de momento no está presente en el continente pero cuya presencia debe vigilarse continuamente por su potencial peligrosidad. En Madeira, donde se estableció hace años originó un brote de dengue en 2012 con más de 2.000 personas infectadas. El primer brote de transmisión sostenida de dengue en territorios de la Unión Europea desde la década de 1920. A principios del siglo XX, cuando Aedes aegypti estaba presente en diversas ciudades del Mediterráneo, Turquía y Grecia experimentaron numerosos brotes. Entre 1927 y 1928 en Grecia tuvo lugar una gran epidemia con miles de infectados y más de 1.500 muertos en Atenas y alrededores. Cuando se erradicó Aedes aegypti de Europa, el continente estuvo 60 años sin  detectar casos locales de dengue, hasta que se estableció el mosquito tigre (Aedes albopictus). Regresando así la probabilidad de transmisión local a Europa.

La fiebre que emergió de la selva

El virus del dengue (DENV) se encuentra en dos ambientes distintos. Por un lado en ambientes urbanos, donde circula entre las personas a través de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. El otro son las zonas forestales tropicales de Asia y África, en las que el virus circula entre primates y mosquitos, lo que se conoce como ciclo selvático, desde donde ocasionalmente salta a los humanos en las regiones rurales que limitan con los bosques. 

Las evidencias moleculares sugieren que el origen del virus se encuentra en los primates de Asia, desde donde han saltado a los humanos de manera independiente los cuatro serotipos: DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Se estima que el primer salto de primates no humanos a humanos tuvo lugar hace unos 1.000 años. Las primeras descripciones clínicas con síntomas similares a los del dengue son del año 992 en documentos chinos. Sin embargo los primeros casos bien documentados son de los brotes de 1779-1780. El virus no consiguió ser aislado hasta la Segunda Guerra Mundial por investigadores japoneses y estadounidenses. Entonces se identificaron las variantes DENV-1 y DENV-2. En 1954 se identificaron los serotipos DENV-3 y DENV-4 en Tailandia y Filipinas.

Se cree que el movimiento de tropas durante la Segunda Guerra Mundial, junto a la destrucción ambiental y de poblaciones humanas contribuyó a la expansión del virus y los mosquitos transmisores por todo el Sudeste asiático y Pacífico. 

ciclo silvatico rural urbano del dengue

El origen del virus se sitúa en los bosques tropicales del Sudeste asiático, donde el virus circula entre varias especies de primates y diferentes especies de mosquitos del género Aedes, principalmente Aedes niveus. En las zonas rurales que limitan con las zonas forestales el virus ha conseguido saltar a las personas por el mosquito tigre (Aedes albopictus), y de ahí a las ciudades y zonas urbanas donde la transmisión es mantenida por Aedes aegypti y, en menor medida, por Aedes albopictus.

Este salto de primates a personas ha tenido lugar varias veces, dando lugar a los cuatro serotipos actuales, si bien los estudios moleculares sugieren una historia más compleja en la que los virus han viajado tanto del bosque a las zonas urbanas, como de las zonas urbanas a los bosques, generando así una gran diversidad genética del virus. 

De esta manera los ciclos selváticos entre primates y mosquitos se han generado fuera de Asia, en el continente africano, sin que todavía se hayan observado en América. En los bosques africanos los mosquitos Aedes luteocephalus, Aedes furcifer, Aedes taylori y Aedes vittatus están involucrados en el mantenimiento del ciclo entre primates. Desde el África occidental el virus alcanzó el continente americano de la mano del tráfico de esclavos. Al igual que la fiebre amarilla, el dengue viajó a Europa en el siglo XVIII con los barcos negreros y comerciales que venían de África y el Nuevo Mundo. Las ciudades portuarias del Mediterráneo sufrieron numeroso episodios epidémicos durante el siglo XIX y principios del XX.

Los brotes históricos, originados por la presencia de uno solo de los serotipos, eran breves y esporádicos. Tras la Segunda Guerra Mundial, el aumento del comercio internacional y la expansión de los espacios urbanos, contribuyeron a la propagación del dengue por el mundo. Por primera vez, coincidieron varios seriotipos en una región, dando lugar a episodios de dengue severo y de la presencia continua del virus en los ecosistemas urbanos. Las fuertes campañas de DDT para erradicar a Aedes aegypti consiguieron frenar su avance entre 1947 y 1962, hasta eliminar a la especie de 20 países.

La prohibición del uso del DDT en muchos países por su enorme impacto ambiental, y la aceleración de la globalización dio lugar a una nueva fase de expansión a finales del siglo XX. Fue a finales de la década de 1990  cuando la transmisión del dengue dejó de concentrarse en las ciudades, afectando también a las zonas rurales, volviéndose así una enfermedad ubicua en los trópicos. En la actualidad, la transmisión del virus se mantiene activa incluso entre pequeñas poblaciones humanas. La difusión del dengue no se entiende sin la rápida expansión de su principal transmisor: el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti). Una especie adaptada a los ambientes humanos que se ha convertido en un vector de enfermedades muy efectivo y peligroso.

     

  • El mosquito de la fiebre amarilla se ha adaptado a vivir en las construcciones humanas.

  • A la hora de alimentarse tiene preferencia por los humanos. Prácticamente sólo se alimenta de la sangre de personas.

  • Se alimenta durante el día, cuando nuevos huéspedes pueden visitar la casa.

  • Pica varias veces en cada ciclo gonotrófico antes de depositar los huevos. Eso aumenta las posibilidades de que transmita el virus entre huéspedes.

  • En los espacios urbanos evita la competencia con otros mosquitos o entre sus larvas, depositando los huevos en diferentes hábitats.

  • Utilizar diversos y pequeños hábitats para depositar sus huevos dificulta su control y tratamiento.

  • La especie puede ocupar hábitats muy diversos, con poblaciones adaptadas a cada uno de ellos.

  • Se desarrollan muy rápido, con recambio generacional en muy corto tiempo.

  • Las poblaciones han desarrollado resistencia a diferentes insecticidas.

Referencias y lecturas complementarias:

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