No hay mes de verano sin mosquitos. Son muchas las noches de verano en las que al apagar la luz oímos el inconfundible zumbido del mosquito común. Es el anuncio de una picada, tomando el relevo de especies como el mosquito tigre que nos acribillan durante el día. Los mosquitos no solo son molestos sino que tienen un gran impacto en la salud y economía de las sociedades al transmitir un gran número de enfermedades. Malaria, dengue, la fiebre amarilla, Zika, chikungunya o la fiebre del Nilo Occidental son algunas de las enfermedades que afectan a millones de personas en el mundo y causan más de medio millón de muertes cada año.

Desde la perspectiva humana los mosquitos no son más que una plaga que se alimentan de nuestra sangre, pero existen en la naturaleza otros animales que no los ven así, sino como parte de su dieta. Aunque la idea de utilizar estos depredadores de mosquitos para controlar sus poblaciones resulta atractiva, en realidad, rara vez ayudan a controlarlas de manera efectiva.

Los mosquitos tienen muchos enemigos naturales, pero ¿nos ayudan a controlarlos de manera efectiva?

A lo largo de su ciclo de vida los mosquitos se exponen a un amplio número de depredadores, aquellos que depredan sobre las larvas, las pupas o los adultos. Los enemigos naturales de los mosquitos cambian de un hábitat a otro, de los ambientes acuáticos a los terrestres. Muchos grupos de animales se alimentan de mosquitos, entre los cuales encontramos arácnidos, crustáceos, peces, anfibios, aves y hasta mamíferos. A pesar del gran número de especies que los incluyen en sus dietas resulta muy difícil evaluar su verdadero impacto en las poblaciones de mosquitos.

Algo comprensible si tenemos en cuenta que no hay ningún depredador que elimine totalmente a sus presas. Si lo hiciese estaría poniendo en riesgo su propia subsistencia. Depredadores y presas suelen establecer un equilibrio dinámico entre ambos. A eso hay que sumar la enorme capacidad demográfica de los mosquitos que les permite compensar las pérdidas sufridas por los depredadores. El crecimiento de sus poblaciones es tal que si de 100 mosquitos eliminamos 50 no notaríamos ningún cambio. Posiblemente tampoco percibiríamos cambios en la abundancia de mosquitos si consiguiésemos acabar con 90 de ellos, se estima que para percibir un cambio en el número de mosquitos es necesario suprimir a más del 95% de los mismos.

 

Depredadores de sus larvas

En los ambientes acuáticos es donde encuentran un mayor número de depredadores. Entre ellos destacan los peces mosquito, tanto la Gambusia affinis como la Gambusia holbrooki, ambas especies originarias de Norteamérica. Estos peces han sido introducidos en todo el mundo con la idea de controlar las plagas de mosquitos. En parte lo hicieron, a principios del siglo XX se utilizaron en los arrozales mediterráneos donde consiguieron eliminar a muchos mosquitos del grupo Anopheles llegando así a controlando el paludismo. Sin embargo, estudios sobre la dieta de estos peces llevados a cabo en Cataluña muestran que en ambientes de alta diversidad, los mosquitos son una pequeña parte de su dieta y entonces no resultan muy efectivos en su control. En realidad, su gran voracidad y su potencial reproductor han generado un desastre ecológico al desplazar a especies de peces autóctonos y depredar sobre anfibios e insectos nativos, desestructurando así las redes tróficas de los ambientes acuáticos. Hoy, ambas especies están incluidas en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo y, en España, está prohibida su tenencia, comercialización o manipulación por la Ley de Protección del  Patrimonio Natural y la Biodiversidad.

Más allá de los peces, las larvas y pupas de mosquitos encuentran grandes depredadores entre los insectos. Entre ellos destacan los notonéctidos, popularmente conocidos como nadadores de espalda, garapitos o barqueritos, y los escarabajos acuáticos (ditíscidos). Las larvas de libélulas y caballitos del diablo también cazan larvas de mosquitos. En ambientes más eutrofizados los copépodos, unos pequeños crustáceos que pueden ocupar ambientes de agua dulce, incluyen a las larvas de mosquito en sus dietas. El uso de copépodos como control biológico funcionó en una región de Vietnam para reducir las poblaciones del mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegypti, y con ello la transmisión del dengue.

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Fig. 1. [1] Larva de mosquitos Toxorhynchites sp. que depreda sobre larvas de Aedes aegypti. [2] Peces, algunas especies de peces reducen el número de larvas de mosquitos. [3] Heterópteros, como los notonéctidos, son pequeños depredadores de larvas de mosquitos. [4] Larva de libélula, otro depredador de larvas de mosquitos en algunos ambientes. [5] Renacuajos de anfibios, algunas especies también depredan sobre las larvas de mosquito. Fuente: Mosquito Alert CC-BY

 

Otros trabajos han estudiado el potencial de los anfibios como depredadores de mosquitos, particularmente ranas y sapos. Se ha visto que los renacuajos de varias especies de Sri Lanka se alimentaban de las larvas de Aedes aegypti y eran capaces de reducir sus poblaciones. Sin embargo, experimentos similares llevados a cabo en Tailandia con especies locales no produjeron resultados satisfactorios. Aun demostrando su eficacia, el control con anfibios, al igual que con peces, resulta imposible en los ambientes urbanos y caseros donde los mosquitos Aedes ocupan espacios de agua pequeños.

Mosquitos comiéndose a mosquitos

Un grupo muy investigado es el de las larvas de mosquitos Toxorhynchites, conocido como mosquito elefante, unas larvas de mosquito de gran tamaño que consumen larvas de otros mosquitos. Lo bueno es que los Toxorhynchites son mosquitos no hematófagos, es decir, que no se alimentan de sangre y, en cambio, sí que matan a larvas de mosquitos de interés sanitario como es el caso de los Aedes. En condiciones de laboratorio, llevadas a cabo en Filipinas, se ha observado que Toxorhynchites puede consumir la mitad de las larvas de mosquitos de Aedes aegypti, Aedes albopictus y Culex quinquefasciatus. Pero la liberación continua de larvas de Toxorhynchites en zonas de bambús en Indonesia no han conseguido reducir las poblaciones de Aedes aegypti.

En la mayoría de los casos citados, las especies depredadoras experimentadas son tropicales, especies exóticas para Europa, de forma que sería irracional e ilegal introducirlas, por eficaces que pudieran ser: los peces mosquito o gambusias ya han provocado grandes desastres ecológicos como para volver a generar otros introduciendo nuevas especies exóticas. Aquí vemos el mayor inconveniente de la llamada “lucha biológica”. Las especies efectivas, generalmente, no son especies autóctonas sino especies que tenemos que introducir, pues las especies autóctonas llevan siglos o miles de años conviviendo con los mosquitos sin haberlos extinguido. Un depredador acabando con sus presas se encontraría ante un gran problema. Sería como si nosotros nos comiéramos todas las gallinas de la granja sin dejar ponedoras… pan para hoy, hambre para mañana.

Gran parte de las especies que depredan eficazmente sobre los mosquitos son especies tropicales, exóticas en Europa, donde es ilegal introducirlas

 

Vencejos, golondrinas y murciélagos: ¿comen muchos mosquitos?

Cuando vuelan también se exponen a varios depredadores, entre ellos las libélulas que se alimentan de todo tipo de insectos voladores no centrándose en los mosquitos. Aun así, se ha estimado que algunas libélulas son capaces de cazar entre 30 y cientos de mosquitos diarios. Todo y esta capacidad de caza, las libélulas pueden reducir un poco sus poblaciones pero no solucionar, ni mucho menos, el problema. Estamos hablando, quizá, de muchos miles de mosquitos volando en nuestro jardín.

Entre las aves también encontramos depredadores de los mosquitos. Las especies que mayor número de mosquitos comen son: el avión común (Delichon urbica), el bisbita común (Anthus pratensis), el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), las golondrinas (Hirundo rustica) o el vencejo común (Apus apus).

Si un vencejo o golondrina tuviese que alimentarse solo de mosquitos, necesitaría cazar 14.000 mosquitos diarios

Es bastante común pensar que tener cerca de casa estas aves te libera de los mosquitos, dada su capacidad para cazarlos, la realidad es otra. Si un vencejo, avión o golondrina tuviese que alimentarse solo de mosquitos requeriría ingerir unos 14.000 mosquitos diarios. La misma cantidad de energía pueden obtenerla capturando una docena de escarabajos. Perseguir y cazar mosquitos es un gran gasto de energía y tiempo que no les sale muy a cuenta, de manera que los mosquitos son presas ocasionales pero no la base de su dieta.

Fig. 2. Un macho de araña, Icius hamatus, capturando un mosquito tigre en un jardín de Barcelona. Fotografiada enviada a Mosquito Alert por Antonio Piñera. Fuente: Antonio Piñera CC-BY

 

Algo similar sucede con los murciélagos a pesar de que existe la creencia popular de que son unos grandes depredadores de mosquitos. La realidad es muy distinta y sobre todo compleja. Las presas de los murciélagos varían en función al tamaño de los propios murciélagos. Especies grandes se alimentan de insectos grandes, mientras que las especies pequeñas lo hacen de insectos más pequeños, entre ellos algunos mosquitos. Las presas principales y más importantes para todos los murciélagos son las polillas. Si eres un murciélago que está gastando energía volando tras las presas qué escogerías: una polilla, equivalente a un chuletón de 500 gr, o un mosquito, que vendría a ser una mini-hamburguesa de 5 gr.

Las arañas acechan a los mosquitos en la sombra

Más allá del periodo de vuelo activo, los mosquitos adultos pasan gran parte de su tiempo reposando entre la vegetación. Mientras descansan están expuestos a un gran número de depredadores, donde encontramos a las arañas entre ellos los más efectivos. Un gran número de especies de arañas incluye a los mosquitos en sus dietas, tanto aquellas que construyen telarañas como las que no.

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Fig. 3. [1] Murciélagos, algunas especies pueden depredar activamente sobre los mosquitos adultos. [2] Las golondrinas y vencejos también son depredadores naturales de los mosquitos. [3] Los geckos, como los dragoncitos caseros también depredan ocasionalmente sobre los mosquitos. [4] Arañas, depredan sobre los mosquitos en sus refugios. [5] Otros tipos de reptiles pueden depredar en ocasiones sobre los mosquitos. Fuente: Mosquito Alert CC-BY

 

Estudios recientes demuestran que los depredadores no sólo tienen un efecto directo reduciendo el número de mosquitos, sino alterando su conducta, es lo que los biólogos denominan: paisaje del miedo. Así se ha visto que los ambientes acuáticos con un mayor número de depredadores potenciales son evitados por las hembras para depositar los huevos.

El método más efectivo para reducir el número de mosquitos en casa sigue siendo evitar que tengan donde reproducirse

Las poblaciones de mosquitos dependen de numerosos factores, entre ellos el paisaje (urbano o rural), factores abióticos o climáticos como la lluvia o la temperatura, y bióticos como por ejemplo las redes tróficas con los depredadores que se han descrito. Todos estos factores están a su vez relacionados, de manera que el paisaje afecta a las especies que podrían depredar sobre los mosquitos. En los ambientes urbanos, los enemigos naturales de los mosquitos muchas veces no sobreviven, haciendo de éstos un espacio libre de enemigos para los mosquitos.

A pesar de contar con un gran número de animales capaces de depredar sobre los mosquitos, el método más efectivo para controlarlos en nuestras propiedades sigue siendo el evitar los hábitats que les son favorables. Principalmente, evitar proporcionarles pequeños puntos de agua que pueden utilizan para reproducirse. Si no quieres contribuir a una nueva generación de mosquitos evita la acumulación de agua en tus espacios, porque en el agua de tu florero no hay depredador que viva. Solo mosquitos.

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