La fumigación es una herramienta que sólo se utiliza en casos puntuales cuando la situación por invasión de mosquito tigre es muy grave. Es una práctica regulada por un protocolo legal y la Comunidad Europea está preparando su prohibición por varios motivos.

Por un lado, los productos químicos que se utilizan para fumigar son tóxicos para las personas. Además, cuando se aplican hay que evacuar la zona y mantenerla aislada durante 24 horas para que no comporte un riesgo para la salud. Por otra parte, no se ha demostrado que sea una opción muy sostenible, ya que su eficacia es muy corta y obliga a repetir el tratamiento periódicamente. Sólo se aplican en lugares estratégicos como parques, jardines de hospitales, escuelas o cementerios. También se aplican en momentos de riesgo muy alto de transmisión autóctona de enfermedades cuando llega una persona proveniente del trópico infectada por alguna enfermedad que podría ser transmitida por el mosquito tigre.

La mejor medida de prevención es, pues, eliminar sus focos de cría.