La fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad viral transmitida por mosquitos, principalmente por mosquitos del género Culex, entre ellos el mosquito común (Culex pipens). Su virus se aisló por primera vez en Uganda en 1937 y no fue hasta las décadas de 1950 y 1960 que se detectaron los primeros brotes epidemiológicos en el levante mediterráneo: Israel y Egipto, apareciendo a finales del siglo XX en Europa y Estados Unidos. Desde entonces se han ido registrando más brotes y en un mayor número de países considerándose una “enfermedad emergente”.

No se tienen estimas de cuánta gente es infectada por el virus anualmente, en parte, porque alrededor del 80% de las personas infectadas son asintomáticas. Las personas que muestran síntomas desarrollan lo que se conoce como la fiebre del Nilo Occidental, que incluye fiebres y dolores corporales entre otros síntomas. 1 de cada 150 personas puede llegar a desarrollar una forma más grave de la enfermedad, en forma de enfermedad neuroinvasiva. Entre los factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad neuroinvasiva se encuentran la edad avanzada, diabetes, hipertensión y en persona inmunodeprimidas. 

La fiebre del Nilo Occidental está causada por el virus del Nilo Occidental (WNV) un virus de la familia Flaviviridae, la misma familia que incluye otros virus como el del dengue, el Zika, la fiebre amarilla o la encefalitis japonesa entre otros. Se han descrito hasta ocho linajes filogenéticos, aunque solo el linaje 1 y 2 están asociados con la enfermedad en humanos. El linaje 1 está distribuido a nivel mundial, se encuentra en Oriente Medio, partes de África, Europa, Norteamérica, Asia y Australia. El linaje 2 está presente en África y Europa, estando relacionado en Europa a una alta transmisión de la enfermedad. 

Síntomas

Se ha estimado que el 80% de las personas infectadas son asintomáticas, no presentando ningún tipo de síntomas. Sólo un 20% de las personas manifiestan una enfermedad leve con síntomas similares a los de la gripe, con fiebre, mialgia, fatiga, malestar general, náuseas y vómitos. Los síntomas suelen durar entre 2 y 5 días, finalizando en un recuperación que suele ser completa. La infección confiere inmunidad duradera, impidiendo que la persona vuelva a infectarse.

  • Fiebre

  • Fatiga

  • Dolor muscular

  • Nauseas

  • Vómitos

  • Sarpullidos

El periodo de incubación es de entre 3-15 días después de la picadura del mosquito infectado, si bien puede llegar a extenderse hasta los 21 días.

Casos graves

En un porcentaje menor al 1%, de 1 cada 150, la infección puede manifestarse en su forma más severa, como enfermedad neuroinvasiva. Estos cuadros graves engloba tres síndromes: meningitis, encefalitis y parálisis flácida aguda. El paciente puede presentar fiebres altas, dolores fuertes de cabeza, rigidez en el cuello, desorientación, temblores, convulsiones e incluso parláis flácida y coma. Como en tantas otras infecciones, la afectación neurológica es más frecuente en pacientes de riesgo, tanto de edad avanzada, como por enfermedades previas (hipertensión, diabetes, enfermedad renal). 

Tratamiento

El tratamiento de los pacientes infectados con el virus del Nilo Occidental es de apoyo. No existe ningún tratamiento específico disponible para tratar sus síntomas. Las personas con cuadro grave suelen requerir hospitalización, administración de líquidos por vía intravenosa, asistencia respiratoria y cuidados que prevengan de infecciones secundarias.

Como en el caso del dengue o el Zika, no existe hasta la fecha vacuna para combatir el virus, de manera que los esfuerzos se concentran en la prevención de su transmisión. Es decir, haciendo un control de los mosquitos que lo transmiten y sensibilizando a la población sobre los factores de riesgo para que reduzcan su exposición al virus.

Transmisión

El virus de la fiebre del Nilo Occidental es un arbovirus zoonótico, lo que significa que se transmite a los humanos desde un animal, en este caso desde las aves a través de la picadura de un mosquito del género Culex. El mosquito común (Culex pipiens) es uno de los transmisores del virus, pero se han descrito varias especies entre ellas Culex quinquefasciatus y Culex tarsalis. 

En la naturaleza el virus es mantenido en un ciclo entre las aves y los mosquitos. En ocasiones, un mosquito infectado tras picar a un ave infectada puede picar a una persona y transmitirle así el virus. Los humanos somos hospeadores accidentales. Las personas no desarrollan suficiente viremia en sangre como para que otros mosquitos se infecten con el virus al picar a un humano infectado. De esta manera, el virus no puede transmitirse de una persona a otra a través de un mosquito. Los humanos y otros mamíferos, como los caballos, somos callejones son salida para el virus. Podemos sufrir la infección pero no transmitirlo.

Fiebre del Nilo Occidental en el mundo

Desde que el virus fue identificado por primera vez en humanos en 1937 en Uganda, se ha identificado en todos los continente a excepción de la Antártida. Hasta finales del siglo XX solo se habían reportado brotes esporádicos en Israel, Egipto, Sudáfrica o India, pero su frecuencia y severidad aumentó en la década de 1990, expandiéndose por África, Norteamérica, Sudamérica, Asia, Europa y Australia. 

Fiebre del Nilo Occidental en Europa

La fiebre del Nilo Occidental se considera una enfermedad endémica en gran parte de Europa que afecta a países del sur, este y oeste del continente. Se cree que el virus fue introducido en Europa mediante las aves migratorias en sus viajes desde África a Europa, si bien actualmente el virus ya se encuentra en poblaciones residentes de aves en Europa. La transmisión del virus tienen lugar durante los meses de actividad de los mosquitos, desde primavera hasta finales de otoño. En los últimos años se han detectado varios brotes en Europa que han afectado a cientos de personas así como a caballos. 

En 2020 en Europa se identificaron 316 casos en humanos, entre los que hubo que lamentar 37 muertes: Grecia (143 casos, 23 muertes), España (77 casos, 7 muertes), Italia (66 casos, 5 muertes), Alemania (13 casos), Rumania (6 casos, 1 muerte), Países Bajos (7 casos), Hungría (3 casos) y Bulgaria (1 caso, 1 muerte). 

Desde que se tiene datos, 2018 fue el año con más casos locales registrados en la Unión Europea (UE) y los países vecinos.