La luz artificial permite iluminar nuestros hogares y ciudades de noche. Nos permite extender nuestras actividades más allá de la puesta de sol. Sabemos que la luz artificial, cuando es lo suficientemente brillante, retrasa los nuestros ritmos biológicos. La luz artificial hace que retrasemos la hora de irnos a dormir y que la calidad del sueño pueda verse afectada. Las personas no son las únicas afectadas. Casi todos los seres vivos se han adaptado a los ciclos de día y noche que se originan con la rotación de la Tierra. Eso incluye a los mosquitos.

Una nueva línea de estudio es analizar cómo la luz artificial puede alterar el comportamiento de los mosquitos y las personas. Cómo puede alterar las interacciones entre mosquitos y humanos y, en consecuencia, modificar el riesgo de las enfermedades transmitidas por los mosquitos. Como a las personas, alterar los ciclos lumínicos con luz artificial provoca cambios en la conducta y actividad de los mosquitos.

Los mosquitos y la luz artificial

Los efectos varían entre especies de mosquitos. Por ejemplo, el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) aumenta su tasa de picaduras cuando en el medio hay luces incandescentes de 50 lux. Los mosquitos comunes (Culex pipiens) en zonas con luces artificiales alargan su estacionalidad: pican y se reproducen más tarde en la estación de mosquitos, extendiendo así el período de riesgo de enfermedad en ambientes urbanos (Fig. 1). La luz artificial, reduce a un 40% la diapausa en el mosquito tigre (Aedes albopictus), alargando también su periodo de actividad. En los mosquitos Anopheles, implicados en la transmisión de la malaria, los efectos parecen ser opuestos, sobre todo cuando hay luz ultravioleta: la luz artificial suprime su actividad.

Fig. 1. Se ha estudiado que el mosquito común (Culex pipiens) deja de alimentarse y de producir huevos y larvas cuando los días se vuelven cortos y oscuros con la llegada del otoño y el invierno. Sin embargo, esta reducción en su actividad se ve alterada cuando se les expone a luz artificial, aún siendo los días cortos, la luz artificial los induce a alimentarse más de lo que tocaría y a producir huevos y larvas. Fuente: Mosquito Alert CC-BY, a partir de una figura de Fyie et al. 2021. Journal of Insectario Physiology 129: 104194

 

No existe una respuesta generalizada. Hay grandes diferencias entre especies, e incluso dentro de las especies entre machos y hembras. Queda mucho por estudiar sobre la respuesta de las diferentes especies a los distintos espectros de luz. Casi todo lo que se sabe se debe a experimentos realizados en laboratorio bajo condiciones de luz controladas, pero poco se sabe de cómo la luz artificial en ambientes reales altera la conducta de los mosquitos y de las personas.

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no reconoce la luz artificial como elemento que altera el riesgo de transmisión de enfermedades por mosquitos. Los trabajos de laboratorio evidencian que puede haber un efecto, pero falta cuantificarlo en condiciones reales, y saber así si la tecnología de la iluminación artificial compromete o no la salud humana al aumentar el riesgo de las enfermedades transmitidas por mosquitos.


Referencias:

Coetzee BWT, Gaston KJ, Koekemoer LL, Kruger T, Riddin MA, Smit IPJ. 2022. Artificial light as a modulator of mosquito-borne disease risk. Frontiers in Ecology and Evolution 9: fevo.2021.768090

 Fyie LR, Gardiner MM, Meuti ME. 2021. Artificial light at night alters the seasonal response of biting mosquitoes. Journal of Insect Physiology 129: 104194

Rund SSC, Labb LF, Benefiel OM, Duffield GE. 2020. Artificial light at night increases Aedes aegypti biting behavior with implications for arboviral disease transmission. American Journal of Tropical Medical and Hygiene 103: 2450-2452

Westby KM, Medley KA. 2020. Cold nights, city lights: artificial light at night reduces photo periodically induced diapause in urban and rural populations of Aedes albopictus. Journal of Medical Entomology 57: 1694-1699