El patógeno más destructivo para la biodiversidad que ha existido” así ha llegado a describirse al hongo quitridio (Batrachochytrium dendrobatis) que ha provocado la disminución de al menos 500 especies de anfibios en todo el mundo. De estas 500, el patógeno podría estar implicado en la extinción de casi un centenar de ellas. Es la pandemia que ranas y sapos de todo el mundo padecen desde hace décadas.

El hongo (Bd) que enferma y mata a muchos anfibios ha demostrado ser una especie invasora devastadora. Su expansión se explica por la globalización y el comercio de especies silvestres que ha permitido al patógeno alcanzar zonas nuevas. Originario de Asia, hoy se detecta en prácticamente todas partes. No hay rincón del mundo donde no esté presente, a logrado penetrar incluso en regiones relativamente remotas y sin apenas tránsito humano. El hongo ha afectado especialmente a las especies de las regiones tropicales de América, donde se concentran un tercio de las 8.000 especies conocidas de anfibios. La región tropical de los Andes y los bosques de América Central han sido los más afectados, mientras que las especies eurasiáticas están adaptadas al hongo y poseen mayor resistencia a sus infecciones.

Fig. 1. Especies afectadas por el hongo quitridio (Bd) en diferentes regiones del mundo. Los colores indican la severidad de los efectos del hongo en las especies, desde una reducción poblacional de menos del 20%, a un reducción mayor de hasta el 90%, una reducción drástica de más del 90% de sus efectivos, y en algunos casos la extinción confirmada o sospechada de algunas especies. Figura modificada de la original de Scheele et al. 2019. Science 363: 1459-1463. Fuente: Mosquito Alert CC-BY

 

¿Qué tiene todo esto que ver con los mosquitos?, te estarás preguntando. Todo. Siempre se ha sabido que ranas y sapos se alimentan de pequeños insectos, especialmente de aquellos vinculados a los medios acuáticos donde los anfibios también desarrollan parte de su actividad. Así pues, ¿qué consecuencias puede tener la reducción de las poblaciones de anfibios? Lo fácil es pensar que a menos ranas más mosquitos. Parece lo lógico, pero en ecología, las relaciones raramente son directas. Las redes tróficas son eso: redes. Sistemas complejos con muchas interacciones, donde es difícil establecer los efectos de un solo elemento. Más aún predecir cuales serán los efectos. Sin embargo, se ha demostrado que el declive de los anfibios afecta directamente a la salud humana.

El declive de los anfibios a agravado los brotes de malaria

La enfermedad por hongos quitridios viajó hasta Costa Rica y Panamá a principios de la década de 1980. A lo largo de la década de 1980 y 1990 muchas especies colapsaron en ambas regiones, un período que fue seguido por un aumento considerable en los casos de malaria. Al analizar las series de datos de casos de malaria y la dinámica de las poblaciones de anfibios, los investigadores han detectado que el aumento significativo de casos de malaria empezó a tener lugar entre cinco y seis años después de que documentase la muerte de anfibios.

Fig. 2. Efecto estimado del declive de los anfibios en Costa Rica y Panamá en el número de casos de malaria por cada 1.000 habitantes (eje vertical). El aumento significativo tiene lugar a los cinco años de la detección del declive de los anfiibios. La sombra representa el intervalo de confianza del 90%. Imagen modificada del original de Springborn et al. 2020. medRxiv 2020.12.07.20245613. Fuente: Mosquito Alert CC-BY

 

En 1980 los dos países no tenían más de 1.000 casos de malaria. En mitad de la década de 1990 Costa Rica registró 7.000 casos. Panamá llegó a tener 5.000 a mediados de la década de 2000. Posteriormente los casos de malaria volvieron a bajar, por las acciones de gestión y control que se hicieron ante el repunte de casos. El estudio, que aún está pendiente de revisión, muestra como la pérdida de biodiversidad puede afectar directamente la salud humana. Al final parece que la reacción en cadena esperada se cumple: menos ranas dan lugar a más mosquitos y estos a más casos de malaria.

 


Referencias:

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