Tienes la sangre dulce. Así justificaba mi abuela que me picaran tanto los mosquitos. Cada verano tenía la misma sensación: yo me llevaba todas las picadas, mi hermana ninguna. Mi hermana no parecía apetecible a los mosquitos, mientras yo sí. Es porque tienes la sangre dulce, me consolaba la abuela. Una idea que me hizo renunciar una temporada al chocolate y los dulces, pero ni así. Eso no hizo que recibiese menos picadas.
Era obvio que lo de “te pican porque tienes la sangre dulce” era un mito, pero eso no cambiaba que los mosquitos presentasen cierta preferencia por mí a la hora de alimentarse. Con el tiempo aprendí que no se trataba de nada personal, que tengo la fortuna de pertenecer al grupo selecto de personas a las que los mosquitos consideran más apetitosos. Vamos, que algunas personas somos verdaderas delicias para los mosquitos mientras que otros no tanto.
De hecho, una sensación compartida por miles, millones de personas. Sólo hay que ver la cantidad de resultados que nos devuelve Google si escribimos la pregunta: ¿por qué los mosquitos siempre me pican a mí? Nada más y nada menos que 263.000 resultados. Si la escribimos en inglés, “Why do mosquitoes find me?”, los resultados obtenidos son 27.100.000. Es obvio que somos muchos los que creemos que resultamos deseables a los mosquitos pero, ¿qué hay de cierto en ello?
Pero, ¿cómo nos detectan los mosquitos? ¿Qué hace que unos les resultemos más atractivos que otros?
Esta intuición popular que muchos teníamos, sobre todo los que sufrimos más los mosquitos, ha ido siendo confirmada con el tiempo por la ciencia: los mosquitos se sienten más atraídos por unas personas que por otras. Veamos lo que se sabe al respecto.
Empecemos por lo básico recordando que sólo son las hembras de mosquito las que nos pican. Lo hacen para obtener de la sangre las proteínas necesarias para poder desarrollar sus huevos. Mientras las hembras nos perforan la piel y succionan la sangre, los machos se dedican a succionar néctar de las flores.
Mapas de CO2
Se ha confirmado que los mosquitos, y las hembras en especial, identifican a sus presas potenciales por el rastro de dióxido de carbono (CO2) que dejan. Por qué el CO2, te estarás preguntando, pues básicamente porque todos los vertebrados lo producimos. Para un mosquito ser capaz de detectar este compuesto químico le abre un gran abanico de presas potenciales.
Se ha confirmado que los mosquitos, y las hembras en especial, identifican a sus presas potenciales por el rastro de CO2 que dejan
Cada vez que respiramos, los humanos exhalamos aproximadamente un 4% de CO2, lo que representa una concentración de CO2 diez veces más alta que la del ambiente. Cada vez que exhalamos liberamos un rastro químico al aire que los mosquitos pueden seguir. Tienen varios receptores específicos para el CO2 que les permite dibujar un mapa químico y seguir el rastro hasta dar con el emisor (Fig. 1). Es decir, con nosotros.
Cuanto mayor sea tu tasa metabólica más fácil será para un mosquito seguir tu rastro. Algunos mosquitos pueden “oler” la fuente de CO2 a una distancia de 40 metros. Aunque esta capacidad de los mosquitos varía de una especie a otra. Para las especies de mosquito que sólo pican en el interior de las casas, detectar los aumentos de CO2 en un espacio confinado es más fácil. Algo importante para unas especies preferentemente nocturnas que se guían principalmente por el olfato y poco por la vista.
Los mosquitos pueden «olerte» a una distancia de 40 metros
Pero, no todo depende del CO2. Ese es sólo uno de los estímulos que usan, porque, después de todo, el CO2 no sólo lo producimos los humanos, o vertebrados en general, también lo liberan los árboles o en mayor medida los coches y sin embargo los mosquitos no se arrojan a por ellos. Eso se debe a que los mosquitos combinan la información de la concentración de CO2 con otros estímulos.
Los mosquitos también ven y sienten el calor
Un nuevo estudio llevado a cabo con el mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegypti, demuestra que una vez que los mosquitos han detectado un rastro de CO2se activa su campo visual para detectar al posible emisor. La presencia de un olor atractivo estimula la actividad visual de los mosquitos, existiendo un orden: primero huelen, luego se les activa la búsqueda visual. Algunos estudios sugieren que ir vestido con ropa oscura resulta más atractivo a los mosquitos que los colores claros, aunque hay poca evidencia científica de ello y además depende de las especies.
También el calor es una fuente de información importante para un mosquito. Sobre todo para aquellas especies de mosquitos que se han adaptado a picar a los humanos u otros mamíferos, es decir, los mosquitos que realmente nos preocupan. Sus sensores térmicos son capaces de detectar si un cuerpo está caliente o no, además de identificar las partes corporales más calientes que también son las más vascularizadas. También aquí esto puede ser útil para los mosquitos nocturnos en el interior, ya que el CO2 por si solo no es suficiente para guiarlos hasta el cuerpo dormido en la cama.
Aún hay más. El CO2 no es la única sustancia química que guía “olfativamente” a los mosquitos. Como se ha dicho, el CO2 lo emiten casi todos los animales, de manera que aquellos mosquitos adaptados en picarnos a los humanos deben usar otros mecanismos que les permita diferenciarnos del resto de mamíferos.
El olor de los humanos: un sudor de 400 compuestos químicos
Y es que los humanos olemos. Para las hembras de algunos mosquitos nuestras esencias resultan de lo más atractivas, pues representan la promesa de una deliciosa comida llena de nutrientes para el desarrollo de sus huevos. Los mosquitos han existido desde antes de la aparición del hombre, pero aquellos mosquitos que a lo largo de la evolución se han especializado en alimentarse principalmente de sangre humana han desarrollado su sentido del olfato para ser capaces de distinguirnos de entre el resto de animales.
Los científicos llevan tiempo intentando descifrar qué olores les atraen. Pero no es fácil. Los millones de años de evolución compartida entre primates y humanos han dado lugar a unos sofisticados sistemas de navegación basados en el olfato (Fig. 2). Unos mecanismos que cambian de una especie de mosquito a otro en función del ambiente que habitan y del huésped preferido.
Nuestro olor corporal está compuesto por más de 400 compuestos químicos
Los mosquitos nos identifican por nuestro olor, más allá del CO2que los pone en alerta y les hace seguir nuestra pista. Y es aquí donde podemos encontrar respuestas a la pregunta, ¿por qué le gusto tanto a los mosquitos?El olor de nuestra piel varía en función de nuestra composición personal de bacterias. Para complicarlo aún más, las diferentes especies de mosquitos tienen sus propios gustos. Se ha visto que Aedes aegyptiencuentra el ácido láctico de los humanos tremendamente atractivo, pero no el de otros mamíferos. En cambio, para los mosquitos transmisores de la malaria, Anopheles gambiae, el ácido láctico no resulta muy apetecible.
Mosquitos modificados genéticamente para saber cómo nos huelen
Nuestro olor corporal está compuesto por más de 400 compuestos químicos, saber cuál de ellos o qué combinación de ellos resulta atractiva a un mosquito no es tarea fácil. Poco a poco, sin embargo, los investigadores van revelando los mecanismos que pueden haber implicados. Por ejemplo, un estudio reciente ha confirmado que los mosquitos tienen unos receptores específicos en sus antenas sensibles a los compuestos de nuestro sudor.
El trabajo explica como los mosquitos Aedes aegypti, se sirven de los compuestos volátiles ácidos del sudor humano para detectarnos (Fig 2). Lo han comprobado generando mosquitos mutantes a los que se les ha alterado el gen responsable del sensor de las antenas. Hacer eso ha sido como taparle la nariz al mosquito. Los mosquitos mutantes no eran capaces de detectar y sentirse atraídos por el ácido láctico del sudor humano. Sólo la mitad de los mosquitos mutados encontraron a quien picar en el laboratorio.
Como vemos, los estímulos que llevan a un mosquito a picar a uno u otro son muchos y complejos, dando pie a que unos les resultemos más atractivos que otros. Todavía no se entienden qué es lo que más gusta a los mosquitos de cada especie pero los científicos van avanzando en ello. Descifrar qué sustancias o combinación de condiciones resultan irresistibles a los mosquitos tiene mucho interés práctico. Por un lado, permitiría desarrollar trampas perfectas para atraer a los mosquitos que transmiten enfermedades. Por otro, diseñar repelentes que nos hicieran invisibles a los mosquitos encubriendo lo que les atrae de nosotros.
¿Sienten preferencia por algún grupo sanguíneo?
Para acabar, decir que mi abuela quizá, después de todo, no estaba tan equivocada. No me pican más por tener la sangre más dulce que mi hermana, pero la sangre también juega su papel. Los mosquitos se sienten más atraídos por unos grupos sanguíneos que otros. Se ha visto que el mosquito Anopheles gambiaemuestra atracción por la sangre de tipo 0. El mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegypti, también tiene preferencia por la sangre del grupo 0. El mosquito tigre, Aedes albopictus, siente la misma preferencia por el grupo 0.
Así pues, el tener la sangre dulce o no, no parece importarle a un mosquito a la hora de seleccionar a quien picar, pero sí el grupo sanguíneo de la persona. Los resultados de la preferencia por los grupos sanguíneos hay que cogerlos con pinzas, de momento se sabe poco o muy poco sobre ello. De lo que sí se tiene evidencia es del uso que hacen los mosquitos del CO2 y el olor corporal para seleccionar a quien picar.
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