La enfermedad del Zika está causada por un virus transmitido principalmente por los mosquitos Aedes de actividad diurna. El mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) y el mosquito tigre (Aedes albopictus) son los principales transmisores del virus en las regiones más afectadas.
El primer brote importante en 2007 en la isla de Yap en el Pacífico, un total de 86 países han reportado casos de Zika infectados por mosquitos. Las evidencias de transmisión y brotes se han registrado en las zonas tropicales de África, América, Asia y el Pacífico. El número de personas afectadas durante estos brotes se desconoce, pero en el brote de Brasil en 2015-2016 se notificaron 712.000 posibles casos. En Asia se han notificado pocos casos pero los estudios sugieren que 800 millones de personas están expuestas al riesgo de contraer el virus.
Aunque desde 2017 los casos de infección han descendido, el virus sigue circulando por América, Asia, África y el Pacífico.
El Zika está causado por un virus de la familia Flaviviridae. El virus del Zika (ZIKV) está relacionado genéticamente con el del dengue (DENV). Se han identificado tres linajes diferentes. Primero se identificaron dos: un linaje africano I y un linaje asiático. Posteriormente se encontró un segundo linaje en África que se ha denominado linaje africano II. El linaje asiático es el que se ha expandido por gran parte del continente americano.
Síntomas
Se ha estimado que el 80% de los adultos infectados son asintomáticos, no presentan ningún tipo de síntoma. En los niños y adolescentes el porcentaje de asintomáticos es más bajo, de un 30%. Las personas que muestran síntomas, suelen hacerlo a las dos semanas de haberse infectado.
Los síntomas generalmente son leves, con fiebres y erupciones cutáneas que suelen durar de 2 a 7 días. Otros síntomas que pueden estar presentes son conjuntivitis, dolor muscular y articular, fuertes dolores de cabeza y agotamiento. Sin embargo, se ha observado que la infección por el virus del Zika está asociado a complicaciones neurológicas, oftalmológicas y microcefalia en fetos y recién nacidos.
Fiebre
Erupciones cutáneas
Conjuntivitis
Dolor muscular
Dolor articular
Dolor de cabeza
Agotamiento
Complicaciones
Se ha observado una relación entre la infección por Zika y síndrome de Guillain-Barré. Dicho síndrome es una afección poco común en la cual el sistema inmunológico de una persona ataca sus propios nervios. Se ha detectado el síndrome tanto en algunos adultos como niños a la semana de haber sido infectados por el virus. Se ha sugerido que el virus del Zika desencadena una respuesta del sistema inmunitario que acaba afectando a los nervios. Entre el 10% y el 50% de los casos que desarrollan el síndrome de Guillain-Barré requieren ser hospitalizados.
Un grupo de riesgo ante la infección de Zika es el de las mujeres embarazadas. La microcefalia es la principal preocupación para las mujeres embarazadas diagnosticadas con Zika. La microcefalia es una condición en la que la cabeza del bebé y menor que la de otros bebés de su misma edad y sexo. Tiene lugar cuando existe algún problema en el útero que impide el crecimiento normal del cerebro. Las probabilidades de que una madre infectada con el virus durante el embarazo dé luz a un bebé con microcefalia es de un 0,04%, muy superior al de la tasa normal de microcefalias que es de 0,001%.
Además de la microcefalia congénita, se han reportado otras manifestaciones en bebés que han estado expuestos al virus del Zika en el útero. Estos incluyen malformaciones de la cabeza, movimientos involuntarios, convulsiones, irritabilidad, disfunción del tronco encefálico, problemas para trazas, anómalas auditivas y visuales, y anomalías cerebrales. Otros resultados asociados con la infección por el virus del Zika en el útero pueden incluir abortos espontáneos. A todas estas anomalías congénitas asociadas a la exposición del feto al virus durante el embarazo se conoce como “síndrome del virus del Zika congénito”.
Entre ellos se encuentran las anomalías oftalmológicas que afectan a los bebés cuyas madres se infectaron durante el embarazo. Las anomalías que más se han detectado afectan a la retina y el nervio óptico. Un porcentaje muy alto de los bebés que nacen con microcefalia también presentan algún tipo de anomalía ocular. No se sabe todavía hasta que punto estos problemas están asociados con la infección del virus o vinculados a la microcefalia, pues los bebés con microcefalia que no han estado expuestos al virus del Zika también suelen presentar este tipo de problemas oftalmológicos.
Tratamiento
No hay ningún tratamiento disponible para tratar las infecciones por el virus del Zika o sus enfermedades asociadas. Para las personas con síntomas leves, como fiebre o sarpullidos, se recomienda el descanso, beber líquidos, y tratar el dolor y la fiebre con los medicamentos comunes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a las mujeres embarazadas que viven en áreas donde hay transmisión de Zika, o que desarrollen síntomas de infección del virus, que busquen atención médica para realizarse pruebas de laboratorio y recibir cuidados clínicos.
Transmisión
Los principales mosquitos implicados en la mayoría de los brotes de Zika han sido el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) y el mosquito tigre (Aedes albopictus). Sin embargo, en los brotes que han tenido lugar en el Pacífico los mosquitos transmisores han sido Aedes hensilli y Aedes polynesiensis. Se considera que Aedes aegypti y Aedes albopictus tienen una baja capacidad vectorial, es decir tienen poca capacidad de infectarse por el virus y de transmitirlo a otras personas. Sin embargo, acaban siendo los vectores más importantes por su asociación con las poblaciones humanas, la densidad de sus poblaciones, el número de picaduras que realizan y su longevidad, entre otros factores.
Transmisión sin mosquitos
Si bien la principal vía de transmisión es a través de un mosquito, se ha comprobado que el virus puede transmitirse por otras vías. Se ha visto que el virus tiene la capacidad de transmitirse de una madre a su feto durante el embarazo, habiéndose detectado partículas de virus y ARN en el líquido amniótico del feto. Una madre puede contagiar a su feto durante el embarazo o durante el parto.
El virus se ha detectado en la leche materna y se ha reportado algún caso de infección en bebés lactantes, pero en ningún caso dichos bebés han sufrido problemas de salud, siendo mayores los beneficios de la lactancia que los riesgos de transmisión.
También se ha detectado en muestras de semen, y se ha comprobado que puede transmitirse por vía sexual, de una persona a otra. La transmisión puede darse incluso aunque la persona infectada no presente síntomas. Una persona puede transmitir el virus antes de que se manifiesten sus síntomas, cuando tiene síntomas, e incluso una vez que los síntomas han desaparecido. Se sabe que el virus puede permanecer en el semen durante más tiempo que en otros líquidos corporales, como orina y sangre.
Zika en el mundo
Desde que el virus fue identificado por primera vez en humanos en 1952 en Uganda y Tanzania, se han ido identificando brotes en distintas zonas tropicales de África, Asia, América y el Pacífico. A lo largo del siglo XX sólo fueron brotes esporádicos, pero en 2007 tuvo lugar el primer gran brote en la isla de Yap (Estados Federados de Micronesia). En 2013 tuvo lugar otro gran brote en el Pacífico, esta vez en la Polinesia Francesa. En 2015-2016, un gran brote epidémico afectó Brasil y otros países sudamericanos.
En 2019 un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recogía que un total de 87 países y territorios tenían evidencias de casos autóctonos de Zika por transmisión de mosquitos. El mapa muestra los países con un riesgo más elevado de Zika y los linajes del virus: (1) linaje africano I, (2) linaje africano II, y (3) linaje asiático.
Zika en Europa
En Europa sólo se habían detectado casos importados de viajeros hasta 2019. Ese año, en detectaron los tres primeros casos de transmisión autóctona en la ciudad de Hyères, en el departamento francés de Var. Se trató de tres vecinos que no habían viajado a ningún lugar donde el Zika es endémico, siendo la primera evidencia de transmisión de Zika en Europa relacionada con la presencia del mosquito tigre, Aedes albopictus.
El número de casos importados fue máximo en 2016, coincidiendo con la epidemia de Sudamérica. Aquel año se detectaron en Europa 2.059 casos importados, respecto a los 25 de 2015. En 2017 el número cayó a 264 y 34 en 2018. El número de casos importados fue máximo en 2016, coincidiendo con la epidemia de Sudamérica. Aquel año se detectaron en Europa 2.059 casos importados, respecto a los 25 de 2015. En 2017 el número cayó a 264 y 34 en 2018. El 48% de los casos importados los reportó Francia. Un 15% se detectaron en España, y un 9% en Reino Unido.
Todos los estudios realizados con poblaciones de mosquito tigre en Europa demuestran su baja capacidad de infectarse y transmitir el virus del Zika, sugiriendo que el riesgo de transmisión por mosquito en Europa es en general bajo. Siendo más alta las probabilidades los últimos meses de verano y principios de octubre cuando hay un mayor número de mosquitos tigre. Si bien, hasta la fecha, sólo se ha detectado un suceso de transmisión local con tres casos, en el período 2015-2019 hubo 25 casos de transmisión sexual de viajeros infectados en el extranjero, contagiando a sus parejas en Europa.
Origen e historia del Zika
El virus del Zika fue descubierto en 1947 por Alexander Haddow y George Dick mientras investigaban la circulación del virus de la fiebre amarilla entre los macacos rhesus en Uganda. Fue en estos primates donde se identificó al virus por primera vez. Más tarde se aisló el virus de mosquitos Aedes africanus capturados en la misma zona. El primer caso en humanos no se detectó hasta 1954 en Nigeria, si bien existen dudas de si se trataba del virus del Zika o del virus Spondweni. El primer caso confirmado en humanos tuvo lugar en Uganda en 1962. Durante los siguientes años se documentó la presencia del virus en mosquitos y personas en el África occidental.
Fuera de África, el virus fue observado en Asia en 1966. Se detectó su presencia en mosquitos de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) en Malasia. En 1977 aparecieron las primeras infecciones en humanos en Indonesia. Diferentes estudios sugirieron que el virus se distribuía ampliamente por África y Asia. Se cree que el virus ha estado circulando de manera silenciosa entre los humanos, animales y mosquitos de estas regiones tropicales durante al menos 70 años.
Durante sus primeros 60 años, desde que se tiene conocimiento de su existencia, no se notificó ningún episodio epidémico. En seis décadas no se registraron más que 20 infecciones en humanos. Sin embargo, en 2007, la isla de Yap (Estados Federados de Micronesia) sufrió la primera epidemia de Zika. Se estima que ese año hubo al menos 5.000 casos, que representaba al 75% de la población, si bien todos ellos sólo tuvieron síntomas leves.
El virus pareció volver a desaparecer hasta octubre de 2013, esta vez en la Polinesia Francesa y otros territorios del Pacífico. Hubo más de 30.000 casos, algunos con complicaciones neurológicas. Los datos sugieren que el virus fue introducido en Brasil ese año o en 2014 desde el Pacífico, si bien la epidemia no se hizo visible hasta 2015. En Brasil se observaron los primeros casos de microcefalia entre los bebés recién nacidos durante 2016. Desde Brasil el virus se expandió rápidamente a lo largo del continente americano. Según la OMS en febrero de 2017, en América se detectaron 2.654 casos de Zika congénito, de los cuales, 2.366 en Brasil.
El origen del virus se sitúa en África. Allí se han observado al menos dos linajes del virus, diversificándose más tarde el linaje asiático. El linaje asiático es el que ha originado hasta la fecha los mayores brotes epidémicos, y el que se ha expandido por todo el Pacífico y América. La rápida expansión e impacto en las poblaciones humanas del linaje asiático se atribuye a su vector: el mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegypti, adaptado a habitar en las zonas urbanas y con preferencia por los humanos.
Hasta. 2007 sólo se tenían documentados ciclos selváticos del virus del Zika. En África se había detectado su presencia en varias especies de primates no humanos, así como en las especies de mosquitos Aedes, Aedes africanus, Aedes luteocephalus, Aedes opok, Aedes apicoargenteus, Aedes vittatus y Aedes furcifer en diferentes países africanos. En zonas rurales se ha constatado la presencia de Aedes vittatus infectados con el virus, sugiriendo que podría ser el vector en la zona de emergencia, del ciclo selvático a los ambientes humanizados.
La expansión del virus por Asia y América ha permitido que se revierta el proceso. Si bien el virus suele saltar de un ciclo selvático a un ciclo rural o urbano, la entrada del virus directamente a ciclos urbanos, posibilita que en aquellas regiones en las que existan primates u otros animales susceptibles, el virus consiga expandirse a ambientes rurales e incluso se establezcan ciclos selváticos. Que en una región se establezca un ciclo selvático puede dificultar mucho la erradicación de la enfermedad, pues desde las zonas forestales siempre existe el riesgo de que vuelva a emerge el virus aunque se haya conseguido controlar en las ciudades.
En Sudamérica se han identificado varias especies de primates (Atelidae, Callitrichidae y Cebidae) con anticuerpos del Zika que sugieren que se infectaron con el virus durante el brote de 2015-2016. Aunque todavía no se ha demostrado que se hayan establecido ciclos selváticos en el continente americano el riesgo existe y se desconoce mucho la capacidad de transmisión de mosquitos nativos selváticos que pudiesen mantener dichos ciclos.
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