Después de 10 años de la primera detección, el mosquito tigre está ya establecido y en expansión en la costa mediterránea española. Un estudio revela la necesidad de coordinar a gran escala medidas de control urgentes para evitar mayores problemas de salud pública, y la participación ciudadana se erige como una buena herramienta para luchar contra el invasor.
Distribución del mosquito tigre des de 2004 hasta 2014. Fuente: Atlas of Science
El estudio, publicado en Parasites&Vectors, recoge datos desde 2004 a 2014 y pone de manifiesto que actualmente el mosquito tigre (Aedes albopictus) ya ha colonizado la mayor parte de la costa mediterránea de España. Actualmente no se sabe con certeza desde dónde llegó el mosquito tigre en España. En 1999 se detectó por primera vez en el norte de Francia, y en los siguientes siete años se extendió por la costa francesa del Mediterráneo. Fue entonces cuando se consideró que el riesgo de entrada desde el país vecino era alto y se activaron las inspecciones para detectar la especie.
En 2004 los vecinos de Sant Cugat del Valles (cerca de Barcelona) avisaron de que habían detectado el municipio un mosquito muy molesto, que hacía picaduras mucho más dolorosas que las del mosquito común. Fue entonces cuando el equipo del Servei de Control de Mosquits del Baix Llobregat, bajo la petición de la Diputació de Barcelona, inspeccionó la zona y capturó por primera vez en Cataluña dos ejemplares de mosquito tigre. Hasta ahora, Cataluña es, con diferencia, la región más afectada: de los 470 municipios donde se había detectado la presencia del insecto hasta el año 2014, 372 correspondían a Cataluña, es decir casi un 80%. Durante los últimos once años, el mosquito tigre se ha expandido vastamente y de forma acelerada, tanto en Cataluña como en el resto de la costa mediterránea española.
Por eso es posible que haya otras zonas donde el mosquito ya se haya instalado y aún no se tenga constancia, y más si se tiene en cuenta la falta de programas de vigilancia a nivel estatal, lo que dificulta el seguimiento de su invasión. El estudio —llevado a cabo por un equipo de científicos de instituciones y centros españoles, y liderado por Francisco Collantes, del Departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Murcia— destaca la necesidad de clarificar la normativa de control y vigilancia, y promover iniciativas a gran escala que coordinen las estrategias de vigilancia y la adopción de una metodología común y estándar. Hasta ahora, en la mayor parte de los casos se han usado métodos diferentes de detección del mosquito tigre, por lo que los resultados pierden robustez.
Cualquier esfuerzo de control y vigilancia es necesario para luchar contra este insecto. Más allá de los propios problemas de ser una especie invasora y de perjuicios sobre la economía y la calidad de vida, el estudio se centra en aspectos de salud pública. El mosquito tigre tiene un comportamiento diurno y presenta una predilección muy marcada hacia los humanos, por lo que es muy habitual que las hembras prácticamente sólo se alimenten de nuestra sangre. Sin embargo, también puede picar a otros vertebrados, dependiendo de la disponibilidad, y esto podría ser una vía para la transmisión de enfermedades entre animales y personas. Aunque en muchos casos no está claro que el mosquito tigre pueda ser vector de algunas enfermedades, sí se ha demostrado que puede serlo del dengue y la chikungunya. Sin embargo, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias calificó de bajo el riesgo de transmisión del dengue en España en 2013. De hecho, hasta ahora, el único impacto sobre la salud pública española que ha causado Aedes albopictus es la molestia de sus picaduras.
Para luchar, se ha abierto con fuerza la posibilidad de hacer una vigilancia complementaria, basada en la observación de la ciudadanía, como ya se hace de manera similar a otros países europeos. El proyecto Mosquito Alert ha supuesto «un cambio en la manera de afrontar esta problemática, ya que involucrando a los vecinos en su detección y trabajando juntos, no sólo mejoramos la información disponible, sino que fomentamos la aplicación de medidas sencillas de control en nuestras casas y barrios «, tal y como dice Aitana Oltra, coordinadora científica del proyecto. A través de una aplicación del teléfono, se pueden subir fotografías geolocalizadas donde aparezca el mosquito tigre y posteriormente son validadas por un equipo de expertos, coordinados por Roger Eritja, Entomólogo del Servei de Control de Mosquitos del Baix Llobregat y miembro de Mosquito Alert y uno de los autores del estudio.
Los resultados de esta iniciativa de ciencia ciudadana no se han hecho esperar. Gracias al uso que los ciudadanos han hecho de la aplicación Mosquito Alert, se han detectado nuevas poblaciones de mosquito tigre en España, como por ejemplo en la provincia de Málaga. Este tipo de vigilancia es un muy buen complemento a otros tipos de estrategias de prevención y control. En un caso donde las molestias que ocasiona el mosquito son tan evidentes, la participación ciudadana debe ser, pues, un arma potente contra la expansión y proliferación de Aedes albopictus.