Uno puede sentirse cansado después de pasar la noche desvelado por el zumbido de un mosquito. Resulta, que no somos los únicos que funcionamos mal tras una mala noche, los mosquitos también requieren de un buen descanso para realizar sus actividades, entre ellas alimentarse. Un nuevo estudio ha observado que cuando su sueño se ve interrumpido dedican más tiempo ha recuperar el sueño que a buscar comida, es decir, ha picarnos.
Los mosquitos también duermen, de hecho, en el laboratorio duermen mucho, entre 16 y 19 horas al día, según la especie y los estímulos que los rodean. Estudiar su sueño no es sencillo, verlos descansar sobre las paredes o agazapados entre las hojas de un arbusto, es sencillo, pero tan pronto se acerca una persona, sus olores, su calor corporal y sus movimientos pones en sobre aviso a los mosquitos. De manera que para evitar privar a los mosquitos del sueño y entender sus ritmos circadianos, se diseño un laboratorio especial con una habitación dentro de una habitación, de manera que los investigadores pudiesen analizar mediante cámaras y sensores infrarrojos la actividad de los mosquitos sin molestarlos.
No dejes dormir a un mosquito, picará menos
El experimento se realizó con tres especies de hábitos muy distintos: el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) de actividad principalmente diurna y crepuscular, el mosquito común (Culex pipiens) de actividad más nocturna, y de Anopheles stephensi, una especie altamente activa durante la noche. Se analizó su comportamiento de sueño y de alimentación durante una semana, una vez se habían aclimatado a la sala experimental. Pero, ¿cómo se sabe cuando duerme un mosquito? Han llegado a describir que durante el sueño su posición corporal es distinta: sus patas traseras ceden y se caen, acercando su cuerpo a la superficie sobre la que reposan (Figura 1).
Durante el experimento, el 75% de los mosquitos a los que se dejaba dormir plácidamente, al despertar dedicaron tiempo a la búsqueda de sangre. Luego, el experimento se repitió con otros mosquitos a los que se les privaba del sueño, haciendo vibrar sus recintos a intérnalos regulares durante el día y la noche. De éstos, menos del 25% de los mosquitos dedicaron posteriormente energía y tiempo a buscar sangre de la que alimentarse (Figura 2). Los mosquitos a los que no se había dejado dormir tenían menos probabilidades de aterrizar sobre una persona, tanto en el laboratorio como en el campo: preferían recuperar el sueño a picar.
El sueño está ligado a funciones inmunitarias y restauradoras, como la reparación de tejidos y la síntesis de proteínas. Es un acto crucial en los animales, ahora sabemos, que incluso para los mosquitos. El conocimiento adquirido puede ayudar a comprender los ritmos circadianos de los mosquitos y su comportamiento, y cómo los patrones de sueño y alimentación pueden afectar la dinámica de transmisión de enfermedades.
Referencias
Ajayi OM, Elierts DF, Bailey ST, Vinagre C, Benoit JB. 2020. Do mosquitoes sleep? Trends in Parasitology 36: 888-897
Ajayi OM, Marlman JM, Gleitz LA, Smith ES, Piller BD, Krupa JA, Vinagre C, Benoit JB. 2022. Behavioral and postural analyses establish esop-like states for mosquitoes that can impact host landing and blood feeding. Journal of Experimental Biology 225: jeb244032